En casi toda la península las lluvias han sido copiosas y abundantes, durante el Puente de todos los Santos. Algo que no impidió salir al monte y hacer turismo a todo el mundo que lo hizo y por una razón u otra visitar el medio rural, los pueblos y volver a los orígenes, que tanta falta nos hace, para redescubrir en el paisaje, los pueblos y sus gentes, lo afortunados que somos por poder admirar y sentirlo un poco más cerca de nosotros.
El campo y la agricultura ha agradecido de manera importante, las lluvias. Este agua siempre es buena y motivo de alegría para quienes trabajan la tierra y viven de sus cosechas, gracias a ellos comemos y son quienes nos dan la posibilidad de hacerlo tres veces a diario, por si no habías parado a pensarlo.
A nosotros esta lluvia apenas nos remojó, en esta última salida que me ha tocado guiar por tierras del Matarraña. El tiempo acompañó en un itinerario variado, amplio e intenso y ha sido como siempre lo es, una experiencia llenas de sorpresas, muy agradable y una oportunidad para el fantástico grupo veterano de los Rawers, de disfrutar con todos los ingredientes de una salida que seguro no olvidarán en mucho tiempo. Ellos que son aficionados a viajar degustar la gastronomía local y disfrutar de la fotografía allá donde van, lo saben muy bien.
Y aunque no es necesario irse muy lejos para encontrar paraísos singulares de paisaje, patrimonio y tradiciones, que por ser cercanas no valoramos demasiado, no me queda otra que ser crítico en este post y darle un cachete a nuestros políticos encargados del desarrollo del territorio. Pues un sabor agridulce me he llevado personalmente en esta ocasión, y no es la única. Cuando tratas de mostrar y enseñar lo mejor de cada territorio y ves que no está bien gestionado por unos pocos.
La comarca de Matarraña al igual que muchas otras comarcas de Aragón guarda en el interior de sus pueblos muchas joyas, no solo la gastronomía local que trato siempre de dar a conocer a cada uno de los grupos, sino una arquitectura rural única, restos arqueológicos y ruinas pertenecientes a castillos, rutas de las cárceles, palacios y casonas medievales, entre otras muchas. En esta ocasión, también nos hemos encontrado con muchos signos inequívocos de abandono, dejadez, de esa España vaciada recorriendo algunos pueblos, sus fachadas, edificios singulares, o infraestructuras deficientes de cada al turismo, que nos han permitido compartir opinión y reflexiones este fin de semana, en las tertulias de la mesa al café de la Fonda alcalá o la Fonda Angeleta, o durante la comida en el Restaurante Matarraña de la Fresneda, como siempre bien atendidos y mejor comidos.
La problemática es variada, pero un ejemplo claro lo hemos vivido este fin de semana, incluso en una fecha tan señalada, el Puente de todos los Santos . Quizá por no contar con una gestión adecuada, planificación, y como resultado hemos visto servicios esenciales orientados al turismo, cerrados al público, lo que conlleva no sólo perder la oportunidad de dar a conocer, vender y difundir lo suyo, sino lo más grave, dar una imagen de dejadez, despreocupación y ningún interés por dar servicio al turismo que nos visita. Esto hay que decirlo, no queda otra. Como guía, educador, fotógrafo y conocedor y buen amigo de mucha de la gente que vive en ese medio rural, tiene negocios y su medio de vida ahí, a quienes valoro, respeto y admiro….ellos no se merecen gestores tan mediocres.
La Ermita de la Virgen de la Fuente, en Peñarroya de Tastavins , con su Hospedería, centro de información y otras cuestiones de la comarca en relación con la cultura de cerdo, nos la hemos encontrado un sábado del Puente de todos los Santos, de los más importantes del año, a las 17 horas, con su cafetería cerrada y los lavabos cerrados con llave a cal y canto. Como resultado, defecaciones en las inmediaciones de la ermita y de la hospedería al lado del río. Todo un ejemplo de la visión de sus gestores en el ahorro de personal y de quienes desde los despachos dictaminan las políticas de desarrollo de la comarca, atendiendo a los servicios que son necesarios y esenciales, en una fecha como esta con más de cinco millones de desplazamientos y un cien por cien de ocupación hotelera.
También llamó la atención a alguno de los visitantes que me acompañaban, las reivindicaciones de los pueblos colgadas desde los balcones, por ser tratados de ciudadanos de segunda o tercera por temas reincidentes como las infraestructuras en telecomunicación a veces inexistentes y que deberían ser objetivo prioritario. Señal inequívoca de esas negociaciones fracasadas de desarrollo rural que se empeñan en hacernos creer consejeros de pobre oratoria y cuyo único horizonte está en llenar el paisaje de parques eólicos que solo benefician a quienes todos ya conocemos. En Aragón y Teruel en concreto, incluso bajo amenazas hemos podido ver en los medios, abogando por el futuro estas directrices de industria, que ponen de manifiesto el verdadero interés de quienes con «promesas» y «excelentes proyectos«, que nunca llegaron a ser realidad en el pasado ni lo serán en el futuro, se benefician en nombre propio. Pero bueno….dejemos de patalear…!!! Matarraña no lo merece.

Fuera de la política, que ni nos interesa ni tampoco podemos hacer más, que dejar descontento a través de la propia opinión crítica de nuestros blogs, solo podemos invitar a quienes no conozcan esta comarca a visitarla….a pesar de los peros…que como vemos, por culpa de unos pagan muchos.
Nosotros a esta altura, solo podemos estar muy felices de cumplir doce años redescubriendo y compartiendo alguno de los secretos y rincones maravillosos del Matarraña y de ser los primeros en llamarla ya en 2014, mucho antes que Vogue (2016) y The Sunday Times (2016) y de RTVE por el nombre de «la Toscana Española» con el único afán de ir promocionando nuestras actividades de fotografía en la zona desde 2010 y poder disfrutar de este arte al mismo tiempo que conocer in situ los mejores lugares para comer, dormir y disfrutar de la fotografía de paisaje, fotografía nocturna de arquitectura rural o macro, que venimos haciendo desde hace mucho tiempo no solo aquí, sino en muchos otros rincones de la península.
Sea como fuere, no dejen de visitar el Matarraña pero protesten y levanten la voz , cuando lo que está mal está mal, y lo que es mejorable debe debe ser corregido para hacer justicia con quienes lo merecen, que son los propios habitantes de ese medio rural. Viva el Matarraña y viva Teruel 😉