
En 2003 empezamos con las actividades de difusión medioambiental en entornos rurales del Pirineo dentro del proyecto de LabatiRural, nunca imaginé que quince años después, más de la mitad de los fines de semana del año, los iba a dedicar a guiar a personas y mostrar éstos y otros entornos del medio rural con la excusa de la fotografía.

Complementarse y evolucionar como los hábitos de nuestros clientes año tras año ha tenido que ser clave de esta andadura, de diseñar actividades atractivas, pero en esencia, tratando de seguir la línea que marcamos entonces y que no varía mucho de la actual que es y era, generar riqueza en el medio rural a través de actividades culturales y creativas y servir al mismo tiempo, de propulsor efectivo de lugares y núcleos con localizaciones fotográficas de especial interés paisajístico, lo que hoy es a través de «Photo» «Locus», la excusa para dar a conocer primero el valor cultural y medioambiental como territorio y mostrar así la vulnerabilidad de según qué entornos y la necesidad de nuestro granito de arena, ante la indiferencia total de las instituciones y gobernantes, manipulados desde siempre ante los poderes económicos.

Ha llovido mucho desde entonces y precisamente por ello quería aprovechar un post en este blog de fotolocus, mostrando la filosofía que nos hizo empezar con una idea que ha demostrado ser alternativa eficiente, barata y muy rápida de promoción y difusión de muchas zonas rurales que poseen un gran potencial por su patrimonio natural y patrimonial, los cuales simplemente a través de la visita y acercamiento del resto de la sociedad, que descubren en ello, una forma de vida, sana, en privilegiado equilibrio con la naturaleza, son foco de atención y epicentro para generar riqueza a través de actividades culturales y medioambientales que antes estaban infravaloradas como los propios núcleos.

La planificación, organización y realización de actividades, talleres, formación, tours fotográficos y otras relacionadas, confieren además de una desestacionalización para algunas localidades remotas, aprovechando fuera del periodo estival, en épocas como otoño o primavera, y al mismo tiempo, una publicidad mucho más efectiva y barata comparada con el coste millonario de folletos y prácticas quizá ya algo desfasadas por el medio en el que son presentadas y el formato que se realizan.

Con mucha imaginación y queriendo hacer las cosas bien, se consigue mucho, como hemos demostrado, en estos años, autofinanciando proyectos y actividades en cualquier zona, con un coste igual o cercano a cero, y generando una buena publicidad acorde que sale de la gestión de la propia actividad, sin ayudas institucionales o fundacionales, pues hay muchas más maneras de hacer llegar el mensaje a la demanda del mercado de hoy.

Desde Photolocus cuando apostamos por actividades de fin de semana en primavera u otoño, no fué fácil, con destinos de entorno rural como Los Valles Occidentales, Monegros, Pallars Sobirà, Matarraña, Gúdar, Javalambre o Roncesvalles, sabíamos que costaría llevar a la gente de las ciudades hasta allí, desde Asturias, Galicia, Castilla la mancha, Cataluña, Comunidad Valenciana, País Vasco e incluso Andalucía, y costó, pero poco a poco nos fuimos sorprendiendo nosotros mismos del interés y afinidad que había con nuestra filosofía que no oportunismo, y finalmente hemos podido afianzar un calendario de veinte destinos de talleres de fin de semana, pudiendo realizar cada año al menos una edición de dicho Taller fotográfico, en cada destino e incluso en varias estaciones, otoño, primavera e invierno en Navarra y Aragón.

Con la excusa de aquel entonces, y siempre con ilusión, echando también la vista atrás, hemos contabilizado la organización de más de un millar de actividades (+ de 1000) desde 2003, en quince años, y la mayoría desde 2009 como photolocus de plataforma de gestión, en donde se han consolidado veinticinco talleres de fotografía de fin de semana anuales y otras muchas más actividades particulares y privadas para grupos de amantes de la natura, fotógrafos nacionales de todas las comunidades, extranjeros que han dejado y aportado un capital importante a los destinos rurales a los que hemos aconsejado, visitado y guiado, (calculamos unos cincuenta mil euros anuales que son dos mil euros por actividad, gastados entre alojamientos, comidas y cenas del grupo de diez personas en dichas localidades por las veinticinco actividades) y además con la ventaja de ser el turismo que nos interesaba que conociera dichos lugares y entornos naturales, que acaba siendo un turismo fiel y que además de respetar lo que le hemos mostrado, sabrá en el futuro volver a visitarlo con más personas que seguirán pasando de unos a otros el mensaje que les hemos trasladado.

No podemos estar más orgullosos de esa apuesta, que años después sigue más viva que nunca, pues ahora echando la vista atrás, estoy seguro que no es, ni fué una moda, como tantas que vemos que pasan por ahí, de copy y paste que año tras año se esfuman. Para nosotros ese es nuestro éxito, por tozudos, pues hay muchas formas de usar la fotografía, tanto para concursos, como hobby o como herramienta de denuncia, pues existe el ánimo de no hacer las cosas para uno mismo, sino por convicción, para servir de nexo entre entorno rural y los demás o hacer entender un valor en el que llevamos creyendo mucho, que es importante y debe ser cuidado y conocido, ya sea con la excusa de la fotografía o con la que desees, pues preservar nuestro entorno y ayudar a ello es una de las metas que algunos nos comprometimos desde hace mucho tiempo, al menos para que sirva como muestra y granito de arena a la conservación del medio rural en el que habitamos.

Por otros quince años más 😉